miércoles, 29 de julio de 2015

Escapada a Estocolmo



La capital sueca invita a deambular entre palacios y edificios medievales asomados al mar Báltico.


Si se extienden los brazos en la calle Mårten Trotzigs Gränd se pueden tocar con las manos sus dos paredes. Es la calle más estrecha de Estocolmo y se halla  en Gamla Stan, la pequeña isla que es el corazón de la capital de Suecia. Alegre y vitalista, la ciudad está edificada sobre 14 islas unidas por 57 puentes desde los que se ven pasar las aguas saladas del mar Báltico y las dulces del lago Mälaren.
Las calles de adoquines y las casas ocres de Gamla Stan guardan intacto el espíritu más primitivo de Estocolmo, el de una ciudad mercantil abierta al mar. Bares y restaurantes con terrazas, tiendas de antigüedades y talleres de artesanía han hecho de esta isla una animada zona tanto de día como de noche.

El centro de Gamla Stan es la plaza de Stortorget. En su lado norte se puede visitar el Nobelmuseet, dedicado a los famosos premios que desde 1901 se conceden cada 10 de diciembre en el Ayuntamiento. En 1916 se empezará a construir el Nobel Center, en la península de Blasieholmen, en Nybroviken. Al principio de la calle Trångsund se ve la cúpula de cobre enverdecido de Storkyrkan, la catedral. Merece la pena dar un breve paseo por el interior y dejarse impresionar por la imagen policromada de San Jorge amenazando con la espada a un dragón con cuernos de reno y escamas de dinosaurio.

A poco más de cien metros se llega al imprescindible Palacio Real (Kungliga Slottet), de estilo barroco italiano, con 7 plantas y casi 600 habitaciones, que se acabó de construir en 1754. Lo interesante de su visita son los Aposentos Reales y la colección de armaduras, coronas, vestiduras y estatuas clásicas del rey Gustavo III, asesinado en 1792 durante un baile de disfraces y cuya historia inspiró a Verdi la ópera Un ballo in maschera.

Södermalm o Söder, como la llaman familiarmente, es la gran isla al sur de Gamla Stan y la que reúne la mayor densidad de población de toda Escandinavia. En su horizonte sobresale una estructura de hierro que se eleva 38 metros; es el Katarinahissen, un ascensor reconstruido en 1935 y que sube hasta un puente peatonal, desde donde las vistas del lago y del mar Báltico son magníficas. Söder es un antiguo barrio portuario y obrero, convertido hoy en símbolo del nuevo Estocolmo gracias a sus galerías de arte y  tiendas de diseño y moda. Es imprescindible pasear a lo largo de la calle Götgatan, que atraviesa la isla de un extremo al otro, y por la calle Folkungagatan, que se ha transformado en la zona más moderna y versátil de la ciudad.

Uno de los rincones más tranquilos de Estocolmo es la isla de Skeppsholmen, que también se alcanza desde Gamla Stan a través de varios puentes. La isla resulta fácil de reconocer por el velero Af Chapman (1888), siempre atracado en su muelle desde que en 1949 lo adquiriera la Asociación de Turismo Sueco y lo transformara en hostal juvenil con un delicioso restaurante en cubierta. Aquí se emplaza el Moderna Museet (Museo de Arte Moderno), diseño del arquitecto Rafael Moneo. El jardín, con las esculturas de Jean Tinguely y Niki de Saint Phalle, ya anuncia la increíble colección de arte de los siglos XX y XXI que exhibe en su interior.   

Estocolmo es una ciudad relajada, que se mueve en silencio y sin prisas, algo que se percibe muy bien en Östermalm, considerado el barrio del glamour. Su calle principal es el bulevar de Strandvägen, inaugurado a finales del siglo XIX y recorrido por un paseo marítimo con árboles alineados junto a barcos atracados, bares y restaurantes flotantes.

A la derecha de la apacible Strandvägen, las estatuas de los dioses Thor y Freya se alzan en el puente Djurgårdsbron y señalan la entrada a la isla de Djurgården, un antiguo parque al que venían a cazar los monarcas suecos y que es otro de los ejemplos de cómo Estocolmo tiene la naturaleza prácticamente incrustada en su mismo centro. A Djurgården, aparte de por los bosques, se va sobre todo a visitar el Vasamuseet, el museo más visitado de Escandinavia. En la penumbra, envueltos por el aroma a brea y madera, los visitantes se encuentran frente a un barco de guerra del siglo XVII. Con casi
50 metros de altura, el Vasa se hundió nada más salir del puerto a causa de su exceso de carga. Fue reflotado en 1961 y ahora se muestra con todos los detalles de la época y la tripulación, desde la copa del capitán hasta el sueldo de los marineros. También en la isla de Djurgården, el recién inaugurado Museo Abba explica una historia completamente distinta: la trayectoria y el legado del grupo más famoso de la música pop sueca.  

El centro del Estocolmo moderno lo encarna la plaza de Sergel Torg, con una fuente y un obelisco de cristal de 37 metros de alto que se ilumina por las noches. La parte sur de la plaza la ocupa la Kulturhuset, siete plantas de cristal y acero que dan cobijo a galerías de arte, tiendas de diseño, talleres  e incluso una biblioteca infantil.

Cerca está Hötorget, un mercadillo de flores y hortalizas tan bien ordenadas que resulta irresistible no comprar. Debajo, en el subsuelo, el mercado de Hötorgshallen ofrece una inmensa variedad de carne, pescado y gastronomía de todo el mundo; es un buen sitio para probar el reno asado, los arenques con crema agria o el salmón con algún aliño o ahumado (røkt). Hay que probar el clásico gravad: finas lonchas de salmón salado, sazonado con eneldo, sal, pimienta y azúcar, que sirven acompañado de una salsa de mostaza.

A pocos minutos de Sergel Torg y continuando por la calle de Hamngatan, se llega al Kungsträdgården o Jardín del Rey. Se trata de un parque muy frecuentado por los habitantes de la ciudad, en el que abundan los cafés con terrazas entre estanques y  jardines. Durante la primavera los caminos se llenan de cientos de cerezos en flor y, en los días largos y luminosos de verano, ofrece un sinfín de actividades, sobre todo espectáculos musicales. En este oasis de verdor, a pocos pasos del Báltico y del viejo Gamla Stan, es inevitable prometer que la próxima vez la estancia en  Estocolmo será mucho más larga.

MÁS INFORMACIÓN

Documentos: DNI.
Idiomas: sueco.
Moneda: corona sueca.

Cómo llegar y moverse: La capital sueca cuenta con 4 aeropuertos, pero el que recibe más vuelos es el de Arlanda, a 42 km y conectado por tren rápido y autobús. Metro y autobuses funcionan con tarjetas de varios viajes o de días. La tarjeta Stockholm permite usar de forma ilimitada el transporte  público, la entrada a 80 museos y rutas guiadas en barco y bicicleta. El autobús nº 69 y el tranvía nº 7 recorren la ciudad de punta a punta.




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